Caballeros
Jedi, androides con mucha chispa y batallas espaciales épicas.
Star Wars (La Guerra de las Galaxias) fue un antes y un luego para la industria del cine y el entretenimiento, envolviendo el monomito en un alucinante carrusel de efectos especiales. Lo cual tiene un doble mérito, dado que los borradores originales del propio
George Lucas se ambientaban originalmente en el siglo 33, los personajes más icónicos fueron completamente redibujados y, de manera poco disimulada, la trama se inspiraba demasiado en La fortaleza escondida de Akira Kurosawa. Pero vayamos por partes.
Antes del guión de La Guerra de las Galaxias Lucas hizo numerosos borradores. De hecho, técnicamente no fue hasta el segundo, titulado The
Adventures of the
Starkiller, que se encauzaría un poco el proyecto hacia la historia que hoy conocemos. E incluso en él podemos ver enormes diferencias con el resultado final. La clave de este y cómo el aluvión de influencias de cines de samuráis y obras de ciencia ficción para por Ralph McQuarrie, quien desarrolló las ilustraciones y los diseños conceptuales.
Como referencia, y para que más o menos nos situemos dentro del proceso creativo, el borrador The
Adventures of the
Starkiller se hizo en 1974, nada menos que tres años antes de que se estrenase el filme. Pero es que puestos a empezar por el punto de partida, con una premisa condensada en dos hojas de papel titulada Journal of the Whills, Part I.