Volkswagen se aleja cada vez más de sus años de gloria. El fabricante alemán está sumido en una profunda crisis que ha requerido un plan de reestructuración para optimizar costes. Como consecuencia, la empresa considera despedir a miles de empleados.

Mi columna de esta semana en Invertia se titula «Pintan bastos en el sector del automóvil» (pdf), y aprovecha los anuncios de los problemas de Volkswagen en Alemania, con el posible cierre de fábricas por primera vez en sus ochenta y siete años de historia, para plantear a qué se debe una crisis largamente anunciada y con todos los elementos para entenderla en base a la falta de innovación.

Pero Volkswagen no es ninguna excepción.