A pesar de haber disfrutado del que, es un visionado de lo más divertido y ligero escudado por un ritmo implacable y por un
Denzel Washington desatado no puedo evitar sentir un regusto amargo luego de haber digerido 'Gladiator II' en un par de ocasiones. El principal motivo, lejos de sus imperfectos pero perdonables recursos dramáticos y por mucho que sorprenda tratándose de una producción de Ridley
Scott, está en su apartado técnico y visual.
Dejando a un lado la absoluta falta de textura en la imagen, y el hecho de que haya contado dos o tres planos ya no con rascadas puntuales, sino totalmente desenfocados, en momentos de diálogo con la cámara plantada en el trípode, mi gran problema con el film está en su desangelado acabado general.
El verdadero problema de 'Gladiator 2' no es su fidelidad histórica, sino demostrar que los blockbusters de hoy no lucen tan bien como los de hace 20 años
La nueva épica histórica del director tras 'Napoleón' me ha transmitido una falta de mimo considerable en su planificación, su montaje y el tratamiento de la imagen, la iluminación y el color; algo que, mis primeras sensaciones, asociaron al uso de multicámara nueve simultáneas concretamente durante el rodaje. Gracias a una entrevista con el director de retrato John Mathieson, he confirmado que mis sospechas no han sido, ni de lejos, infundadas.