A pesar de haber disfrutado del que, es un visionado de lo más divertido y ligero escudado por un ritmo implacable y por un Denzel Washington desatado no puedo evitar sentir un regusto amargo luego de haber digerido 'Gladiator II' en un par de ocasiones. El principal motivo, lejos de sus imperfectos pero perdonables recursos dramáticos y por mucho que sorprenda tratándose de una producción de Ridley Scott, está en su apartado técnico y visual.