Cuando me di de alta como suscriptora en
Amazon Prime allá por 2012, pagaba menos de 20 euros año. Después ha ido subiendo de precio, pero servidora además tomó medidas y usó
Prime Student todo lo que pudo para pagar la mitad. Ahora ya no soy estudiante y
Amazon Prime ha subido de precio hasta costar 49,90 euros al año. Sí, me niego a pagar ni un céntimo más por esquivar anuncios.
Pero una cosa es todo lo que ofrece y otra todo lo que uso. No vale hacerse trampas al solitario Porque sí, lo de Twitch o Kindle está muy bien, pero yo preferiría pagar menos y librarme de ello. Sin embargo, todo va en un pack indivisible.
En la época de vino y rosas del streaming de vídeo llegué a estar suscrita a los más importantes plataformas: Netflix, HBO, Filmin, Atresplayer, Apple TV+ y por supuesto, también Prime Video. Pero algunas (la mayoría) subieron los precios y prohibieron compartir cuentas y otras simplemente no me rentaban: estar suscrita a algo por inercia ya no es una opción porque el desembolso ya era considerable.
Así me fue librando de prácticamente todas menos una: Prime Video. El motivo es que el principal razón para seguir con el servicio de Amazon es que es una ventaja asociada del ecommerce. Vamos, que lo más relevante para mí son los envíos velozes y gratis.
No soy muy de invertir mi tiempo libre en el sofá viendo series y películas, por lo que apenas veo cuatro cosas.