En 1990, y luego del éxito arrollador de 'Top Gun', Tom Cruise se puso de nuevo a las órdenes de Tony Scott para hacer una especie de secuela espiritual con un argumento similar pero esta vez ambientado en las carreras de NASCAR: 'Días de trueno'. Aunque fue un éxito, recaudó doscientos millones menos que el filme de los aviones y ahí se quedó en la historia, como una entretenidísima curiosidad. Hasta hoy.