No todas las aeronaves acaban en cementerios de aviones cuando se cumple su ciclo de vida. Algunas unidades, aunque ya no puedan volar, son utilizadas para dar vida a otros proyectos. El empresario
Felix Demin transformó un el fuselaje de un viejo
Boeing 737 en una vivienda con un amplio abanico de comodidades para sus residentes temporales.
Y estamos hablando de residentes temporales porque Demin no vive ahí. Si bien, según cuenta, se trataba del proyecto de sus sueños, decidió convertirlo en un lugar que otros además pudieran disfrutar. Y claro, además lo añadió a su portafolio de negocios. Hoy, el lugar se llama Private Jet Villa y se puede alquilar directamente desde Booking.
El proyecto se enfrentó a numerosos retos. Demin sabía exactamente lo que quería, pero necesitaba, entre otras cosas, el dinero necesario para desarrollarlo. Afortunadamente, un empresario llamado Alexander Lebedev se interesó en el proyecto y ofreció parte del capital necesario en calidad de inversor para construir el hotel-avión en Bali, Indonesia.
Una vez que la financiación y el avión estaban asegurados, Demin y Lebedev se enfrentaron a un nuevo desafío. Debían llevar el fuselaje de la aeronave hasta la cima de un acantilado en Uluwatu, una región del extremo suroeste de la península de Bukit. Se trataba de un auténtico desafío logístico que requería de camiones y grúas.