La intensidad y el volumen son dos variables inversamente proporcionales. Cuando una crece, la otra disminuye. Los 100 metros son un ejemplo de máxima intensidad con el mínimo volumen. Una ultra-maratón de 100 kilómetros son un ejemplo de máximo volumen y baja intensidad. Las personas suelen realizar un entrenamiento cíclico de media-larga duración y de media-baja intensidad, pero cada vez es más habitual encontrarse con HIIT. Este tipo de entrenamiento hace alusión a un entrenamiento interválico de alta intensidad que reduce de manera considerable el volumen de entrenamiento. Un ejemplo de ello es el próximo estudio que demostró que ráfagas de cuatro segundos son válidas para mejorar el rendimiento en
bicicleta.
Las Directrices de la Organización Mundial de la Salud recomiendan realizar al menos de 150 a 300 minutos de tarea física de intensidad moderada, o de 75 a 150 minutos de
ejercicio aeróbico de intensidad vigorosa, por semana para lograr beneficios sustanciales para la salud.
En dicha recomendación podemos ver cómo la OMS reduce a la mitad el tiempo dedicado al
ejercicio físico si se hace actividad física vigorosa en lugar de moderada. La falta de tiempo es una de la barrera más común para adherirse al
ejercicio físico regular, por lo que planificar sesiones lo más cortas posibles es la mejor solución.
Para que una sesión sea corta debe aumentar su intensidad, recuerda que esta variable es inversamente proporcional al volumen.