La adquisición de
Activision Blizzard por parte de
Microsoft ha sido el gran culebrón de 2022, pero que la compra se materialice es algo que no está totalmente en manos las compañías implicadas: las comisiones de regulación deben estudiar el impacto que ésta tendría en el mercado y las opiniones de otros agentes. Sony, por su parte, está decidida a que no se produzca dado el enorme riesgo que ésto puede suponer para PlayStation.
La negativa de Sony se ha mantenido férreamente hasta hoy, y lo cierto es que le ha funcionado ya que incluso
Microsoft asegura que está condicionando el proceso. Ahora no solo sabemos más sobre los motivos que le impulsan a luchar contra la adquisición, sino además una muy peculiar solución que los fabricantes de PS5 han puesto sobre la mesa para desbloquear el acuerdo: que, de manera especifica, Xbox venda la franquicia
Call of
Duty.
Por qué
Call Of
Duty es tan relevante para los jugadores de PlayStation y el futuro de la marca Xbox
Una solución que, siendo sinceros, no solo iría iría en contra de las prioridades de Xbox y la razón detrás de poner  68,700 millones de dólares sobre la mesa, sino de las recientes promesas de la propia Xbox.
Pero pongámonos en contexto:
Activision Blizzard cuenta con una cartera de franquicias y licencias de enorme calado en la industria del videojuego. De Crash Bandicoot a Diablo y Warcraft, pasando por Candy Crush.