Un estudio recién publicado por un grupo de investigadores de
Microsoft Research y
Carnegie Mellon, titulado «The impact of generative AI on critical thinking: self-reported reductions in cognitive effort and confidence effects from a survey of knowledge workers« está siendo interpretado por algunas páginas no especialmente rigurosas como una supuesta evidencia de que, de alguna manera, el uso de inteligencia artificial generativa nos está volviendo idiotas.
La conclusión de que el uso de inteligencia artificial generativa puede poner en peligro el desarrollo del pensamiento crítico puede resultar tentador y fácil de extraer, sobre todo si has visto a tus alumnos utilizar mal esa tecnología simplemente dejando caer el ejercicio que les has puesto en la ventana de algún asistente e inmediatamente copiar los resultados y pegarlos en tu ejercicio sin el menor atisbo de razonamiento. Yo mismo me expresé en ese sentido hace no demasiado tiempo, pero lo hice, como hago habitualmente, resaltando que como ocurre con toda herramienta, la cuestión fundamental está en educar y entrenar su uso.
En los últimos tiempos, no hemos parado de oír hablar de herramientas que sirven para todo: desde escribirte el resumen perfecto de tu reunión con inversores hasta generarte la mejor estrategia de marketing para tu próximo trimestre o escribirte unas líneas de código.