Hay dos tipos de filmes navideñas. Están las que explotan al máximo su ambientación y mensajes navideños y están las que sencillamente ocurren durante Navidad, encontrando así una conexión especial con las fiestas que a veces es hasta más potente.
Es este segundo grupo se encuentra 'Eyes Wide Shut', la última película de Stanley Kubrick que 25 años más tarde sigue siendo un visionado fascinante y mágico.