Nuestro querido David Fincher se ha metido en un auténtico berenjenal al menos en lo que a la conversación respecta al entrar de lleno en dos de los terrenos más espinosos presentes en el mundo de la creación artística actual en general, y en el cinematográfico en particular. Estos no son otros que el uso de la inteligencia artificial y las remasterizaciones 4K de clásicos sean más o menos modernos del séptimo arte.