La persona puede ser difícilmente redimible (o incluso imposible), pero no vamos a poder extraer a Roman Polanski de la historia del cine. Su manera de abordar el thriller y la paranoia en toda la textura cinematográfica se ha vuelto una escuela en sí misma de la que muchos han cogido el testigo, y ha dejado incluso piedras rosetta en lo que respecta a plasmar miedos como los de la maternidad en imprescindibles como "La semilla del diablo", que son referencias ineludibles.