Un grupo de hackers respaldado por el gobierno chino, logrando introducirse en las redes de algunos de los más importantes proveedores de telecomunicaciones de EE.UU. (como AT&T o Verizon). Esta brecha ha permitido que los atacantes intercepten datos confidenciales y sensibles de literalmente millones de clientes, así como de organismos gubernamentales.
Lo más irónico de todo es que, han usado una puerta trasera que el propio gobierno estadounidense había obligado a instalar a dichos proveedores en sus redes: se trata, precisamente, del mecanismo que permite la interceptación de comunicaciones bajo orden judicial, diseñado para el uso de agencias estadounidenses como el FBI.
Las constantes operaciones de ciberespionaje chino en los EE.UU. vienen siendo considerados una amenaza directa tanto a la economía estadounidense como a su seguridad nacional. Y el reciente hackeo representa una de las amenazas más serias de los últimos tiempos en ambos campos.
El alcance del ataque es preocupante. Los hackers de
Salt Typhoon no sólo lograron acceso a los sistemas que facilitan el 'espionaje legalizado' por parte el gobierno estadounidense, sino que además tuvieron la capacidad de acceder a grandes cantidades de tráfico de internet 'no específico'.