Google comenzará a utilizar algoritmos de
machine learning alimentados con una gran cantidad de información obtenida por la propia compañía para tratar de determinar la
edad de los clientes, y así poder ofrecer distintas experiencias de uso en función de la misma.
El modelo de estimación de
edad utilizará datos existentes sobre los clientes que
Google ya tiene, incluidas las páginas que visitan, el tipo de vídeos que ven en YouTube o la antigüedad de su cuenta, con el fin de determinar su
edad. Cuando crea detectar que un cliente puede ser menor de
edad, la compañía le notificará que ha cambiado algunas de sus configuraciones para impedir que pueda acceder a determinado tipo de contenidos, y ofrecerá recomendaciones sobre cómo puede verificar su
edad si lo desea bien sea haciéndose un selfie, introduciendo los datos de una tarjeta de crédito o mediante una identificación oficial.
La idea es responder a la presión de los reguladores que reclaman medidas para la protección de la infancia, del mismo modo que previamente ha hecho Meta. Pero si bien la finalidad de la cuestión puede parecer interesante, todo indica que la forma de implementarla podría no serlo demasiado. Las metodologías de este tipo abren numerosas incógnitas acerca, primero, de su fiabilidad, pero además sobre el tratamiento de datos personales y el impacto que estas soluciones pueden llegar a tener sobre la experiencia de los clientes.