Vivimos en una época en la que las relaciones entre
China y buena parte del resto del mundo no son demasiado buenas. Por un lado, tenemos el nuevo arancel que va a imponer la
Unión Europea a los automóviles chinos. Por otro, las limitaciones del país asiático a tecnologías estadounidenses como los servicios de
Google e incluso la IA de
ChatGPT.
Y es que estas tensiones son algo que viene de hace años y
China trabaja para ser cada vez más independiente con sistemas operativos propios y tecnologías de procesadores nacionales. Sin embargo, en un mundo en el que todos necesitamos de todos, "guerras" como estas pueden frenar la innovación. Y de momento, así parece que sucederá con un metal muy apreciado por la industria tecnológica.
El antimonio es un metal raro que se encuentra en la corteza terrestre en cantidades limitadas. Dicho metal ha ganado mucha relevancia en los últimos años debido a sus propiedades tanto en la tecnología como en la fabricación de equipos militares, como retardante de incendios o en gafas de visión nocturna. Aunque no es tan conocido como otros metales como el litio o el cobre, este material se utiliza principalmente en la producción de baterías, donde mejora la durabilidad y eficiencia.
Con el auge de las energías renovables, coches eléctricos y dispositivos de consumo como iPhone o iPad más exigentes, la necesidad de localizar baterías más eficientes se ha convertido en una prioridad mundial.