Todos tenemos claro que géneros como el terror y la ciencia ficción tienen que llegar a una condición realmente incuestionable si quieren estar reconocidos en los
Oscars. El reconocimiento a "La sustancia" (The Substance) este año o el triunfo de "Todo a la vez en todas partes" (Everywhere All at Once) hace un par puede invitar a pensar que estamos en otra era, pero hay permanentemente más obstáculos que superar.
Por supuesto, es legítimo priorizar dramas a trabajos de género, especialmente cuando los segundos ya suelen tener cierta atención porque algunos son blockbusters y los dramas adultos no proliferan. Aun así, hay que dar con algo realmente excepcional para que los votantes de la
Academia se rindan, y el caso de "Dune: Parte dos" (Dune: Part Two) en las nominaciones de este año muestra que no todo ha cambiado tanto.
El pasado marzo parecía inevitable. La secuela de
Denis Villeneuve se estrenó con increíble aplomo, acumulando críticas extraordinarias y convirtiéndose progresivamente en un exitazo de taquilla. Básicamente reunía todas las cualidades que la harían una gran candidata a mejor filme, e incluso el tipo de ganador que necesitarían para volver a conectar con el gran público, teniendo el prestigio requerido siendo además una cinta ya vista y hasta muy popular. Era prácticamente idónea para un año teóricamente flojo, donde hay menos producción y candidatas firmes a causa de las huelgas del último año.