La plataforma china de moda
Shein acaba de publicar datos sobre sus tareas en la
Unión Europea, ha llamado la atención de los reguladores: ha sido visitada cada mes por una media de 108 millones de europeos.
Esa cifra supera en más del doble el límite establecido en la designación de los denominados «gatekeepers« por la Digital Services Act (DSA), considerada ya una Very Large Online Platform (VLOP), ingrese automáticamente en esa lista y, por tanto, pase a estar sometida a controles mucho más estrictos sobre su actividad.
El crecimiento de
Shein pone a la sociedad europea en el contexto de su dura realidad: demasiados ciudadanos prefieren ignorar todo lo relacionado con la responsabilidad social corporativa si el hacerlo les permite acceder a bienes a precios bajos. ¿A quién le importan los trabajadores chinos, la salud del planeta o los diseñadores de moda si hay una página a la que puedo ir a adquirir ropa «que da el pego» por menos y nada?
Ahora,
Shein se encontrará con inspecciones más frecuentes y más duras sobre su actividad, tendrá que responder a muchas cuestiones que hasta el momento simplemente se basaban en supuestos, y pasará a moverse en un entorno de exigencias similares a las de sus competidores. Veremos las consecuencias.