No todos los videojuegos conocen el noble arte de comenzar por todo lo alto. La mayoría suelen tomarse su tiempo para arrancar e incluyen algún evento traumático, como
The Last of Us y
Days Gone. Pero algunos no están para chorradas y comienzan con toda la carne en el asador.
DOOM de 2016,
Dead Space y Wolfenstein:
The New Order, entre otros que ya enumeré en una publicación para jugadores sin tiempo que perder, tardan pocos minutos en meterte en el follón. Pero en mi humilde opinión, ninguno supera al auténtico maestro: God of War 3 de Santa Monica Studio.
La tercera entrega de Kratos acaba de cumplir 15 años (16 de marzo de 2010), así que he jugado su primera hora de juego en la versión remasterizada para comprobar si es tan brutal como lo recordaba... Y lo es, mucho más de lo que recordaba. Lo tenía claro, pero ahora mucho más: nada supera a God of War 3 en materia de entrar fuerte.
Todo fan de God of War esperaba que el origen de la tercera entrega tuviese lugar en el Olimpo. Y así fue. Pero nadie se esperaba fuese de aquella forma: un asalto epiquísimo en el que los Titanes escalan por el monte mientras los dioses descienden para detenerlos.