En el mundo tecnológico, la inteligencia emocional para mostrarlas y saber venderlas es además importante. De ahí que los grandes líderes deban tener esas habilidades técnicas. Y sí,
Steve Jobs se caracterizaba por ello y lo hacía gracias al poder de una sencilla frase de nueve palabras.
Esta frase encapsula un principio fundamental de lo que debe ser una comunicación efectiva. Y no le pertenece a
Jobs, sino a la humanidad. Nadie sabe quién la dijo primero, pero sí quiénes la aplicaban mejor. Y
Steve Jobs era uno de ellos, ya que entendía a la perfección como no sólo importa el contenido de las frases, sino además el tono con el que se dicen y la actitud que se tiene en ese momento.
Lejos de ser algo de sentido común, se ha estudiado de forma concreta el cómo cambian las percepciones en función de cómo se exprese una cierta frase. El estudio de Mehrabian y Wiener trata precisamente de ello, concluyendo en que una misma frase puede ser percibida de una manera totalmente opuesta dependiendo de la actitud y el tono que tenga el que la emita. Ni siquiera en un contexto común se percibe igual.
Y a esto se le suma otro factor clave: la postura del cuerpo y actitud que se muestra. Aquí también podemos tomar a
Steve Jobs como una de las referencias. Expertos de Forbes destacan de forma acertada esa actitud desenfadada del que fuese CEO de Apple, haciendo que su discurso pareciese fácil y sin restarle peso.