A medida que la tecnología asociada con el desarrollo de los drones se va convirtiendo en cada vez más ubicua, este tipo de dispositivos van evolucionando cada vez más en sus posibilidades de uso.
Al uso recreativo o relacionado con la logística se une una gama creciente de aplicaciones militares que amenazan con desequilibrar el tablero geopolítico: mientras compañías como
Zipline,
Wing o Amazon van mejorando cada vez más la aplicabilidad al reparto de mercancías de diversos tipos, creando drones para envíos más grandes y en cada vez más mercados, y rebajando progresivamente los inicialmente elevados costes por envío, vemos además proliferar cada vez más las aplicaciones para la agricultura mientras, al tiempo, y con el contexto de las múltiples guerras abiertas en el mundo, los usos militares siguen incrementándose cada vez más.
Los drones son relativamente pequeños, sencillos y baratos de fabricar, lo que otorga a naciones tradicionalmente no destacadas en tecnología militar unas ventajas que nunca habían tenido. Mientras la compañía china DJI se ha convertido en líder en tecnología de drones de propósito general, y ahora afronta por ello una posible prohibición en unos Estados Unidos que pretenden catalogarla de amenaza para su seguridad, otros países com Turquía lideran la revolución del uso de drones militares, y desafían la hegemonía tradicional de los países exportadores de tecnología militar.