Pocas cosas nos gustan más que una buena mala película. En mi caso, siendo una persona que tiene como tradición que 'The Room' sea la primera película del año el 1 de enero es un día mágico es comprensible que tenga en un pedestal esa grotesca joyita viral titulada 'Serpientes en el avión', que se estrenó hace ya 18 años y que podría haber sido muy diferente de no ser por el bueno de
Samuel L. Jackson.
El héroe de esta historia ha explicado en GQ, que el objetivo inicial de New Line era hacer un film con calificación PG-13. Esto limitaba enormemente el contenido de el filme, algo que preocupaba a Jackson particularmente por el uso del lenguaje malsonante, que para el actor debía estar cargado de lo que los estadounidenses llaman "f-bombs".
Querían hacer un filme PG-13, y solo puedes decir "fuck" una vez o alguna mierda así en [un film PG-13]. Y les dije, "Mira, tengo que decir motherfucker en este filme. Hay putas
serpientes por todo el avión". Ellos estaban como, "Ay, Sam, ¡venga ya! No". Y yo dije, "OK, bien". Terminamos, hicieron pruebas de público de el film una y otra vez. Y de repente, tuvimos que hacer una regrabación. Les costó un montón de dinero lograr ese motherfucker blockquote>
Resulta curioso cómo la clave del éxito pareció ser meter unos cuantos exabruptos verbales y, especialmente, la gloriosa frase que en español, si no recuerdo mal, se tradujo como "Estoy hasta los cojones de estas putas
serpientes y de este puto avión".