La elección de navegador predeterminado puede parecer un detalle menor para muchos usuarios de
iPhone, este tema ha sido el centro de una batalla legal entre Apple y la
Unión Europea. La Ley de
Mercados Digitales (DMA) ha llegado para agitar los cimientos del poder de las grandes tecnológicas, forzándolas a ceder en terrenos que antes consideraban suyos.
¿Pero hasta qué punto están dispuestas a ceder? El caso de Safari es emblemático: por un lado, Apple parecía dispuesta a defender su dominio en el mercado de los navegadores. Por otro, la UE le presentó un ultimátum: o cambia, o enfrenta sanciones millonarias.
Durante años, los clientes de
iPhone vivimos en un mundo donde Safari era el navegador predeterminado por excelencia. Podías instalar Chrome, Firefox o cualquier otro navegador, pero si pulsabas un enlace en un correo o mensaje, Safari era el que entraba en acción. Por si esto no fuera suficiente, Apple obligaba a los navegadores de la competencia a usar su motor WebKit, lo que limitaba la capacidad de ofrecer un rendimiento superior o funciones exclusivas.
Todo cambió con la llegada de la Ley de
Mercados Digitales (DMA), una normativa histórica de la
Unión Europea destinada a nivelar el campo de juego entre las Big Tech y los desarrolladores más pequeños.