En los últimos años, la IA ha entrado con fuerza en casi todos los ámbitos de la tecnología, y la programación de software no ha sido ninguna excepción: herramientas como
GitHub Copilot o
Cursor, basadas en modelos de lenguaje avanzados, han transformado la forma en que los desarrolladores de software escriben código.
Sin embargo, eso está dando pie a un creciente debate sobre si esta clase de herramientas están provocando una degradación de las capacidades de los programadores.
Uno de los argumentos más sólidos a favor del uso de herramientas como Copilot es que estas incrementan la productividad de los programadores al automatizar tareas repetitivas y reducir el tiempo que se dedica a la escritura de código.
Clientes experimentados aseguran que, cuando se emplea correctamente, Copilot es una excelente herramienta que ahorra tiempo, especialmente para generar código repetitivo, o para sugerir soluciones rápidas a problemas comunes.
Según este punto de vista, los programadores experimentados ven en estas herramientas un apoyo que les permite concentrarse en las partes más complejas y creativas del desarrollo, mientras la IA se encarga de los detalles más tediosos. De esta manera, Copilot no reemplaza las habilidades del desarrollador, sino que las complementa.