No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que el de
Graham Norton es uno de los mejores programas de entrevistas que nos podamos llevar a las retinas desde hace años. Más allá de su capacidad para hacerte soltar alguna que otra carcajada en cada episodio, el show del británico es una mina de oro a la hora de descubrir anécdotas que, tal y como dice el protagonista de la que os traigo a continuación, sabes que son reales porque no serías capaz de inventártelas.
Este no es otro que Michael
Caine, el legendario intérprete londinense que fue confundido con un traficante de drogas en una fiesta en Filipinas. Una experiencia que, resultó un tanto inquietante al estar recibiendo miradas sospechosas por parte de la anfitriona mientras el bueno de Michael intentaba socializar con el resto de asistentes.
"Estaba haciendo una película en Filipinas. Estaba en Manila, y me invitaron a una fiesta en una casa muy, muy cara y pija. Me están presentando a gente mientras tomo una copa y todo eso, y la anfitriona está de pie allí a lo lejos mirándome con una expresión bastante desagradable, teniendo en cuenta que soy un invitado, ya sabes".
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Pero, ¿qué fue lo que hizo desconfiar de
Caine a la organizadora del sarao? Simple y llanamente, la pronunciación de su nombre y cómo el resto de invitados se referían a él cuando le saludaban.