Entre las películas más populares de
Jean Claude Van Damme no está 'The Quest'. En su debut como director, un ladrón estadounidense en 1925 que tras ser mandado a Asia y vendido a esclavistas, descubre que su única forma de lograr la libertad es competir en un torneo ancestral de combate en el
Tibet.
Este film de aventuras y artes marciales es exactamente lo que uno esperaría de una cinta del belga, pero andó lejos del éxito comercial de otras: recaudando unos 57 millones de dólares internacionalmente de un presupuesto estimado de 35. Peor aún, le ganó una demanda al actor/director de 900,000 dólares en daños y perjuicios que, aparentemente, fue evitada por una catástrofe climática.
La demanda venía de Frank Dux, un boxeador, coreógrafo de artes marciales y amigo personal de Van Damme. Ambos habían trabajado juntos en 'Bloodsport', filme en la que el belga se había inspirado en la historia de Dux y de hecho lo había interpretado en una suerte de ficción semi-biográfica.
Lo curioso es que la demanda, en la que Dux alegaba que el actor no le había compensado lo suficiente, no venía de esta 'Bloodsport' sino de 'The Quest', película en la que coescribieron la historia juntos. Según alegó Dux en los juzgados, el acuerdo oral entre Van Damme y Dux era que este segundo se llevaría unos porcentajes de los beneficios de el film.