Cada vez son más las compañías que alertan acerca de la llegada, de
contenidos generados por inteligencia artificial a sus plataformas.
La primera que vi fue mi querida
Medium, en la que llevo distribuyendo desde su fundación mis
contenidos en inglés: la compañía fue pasando desde una primera actitud tolerante en enero de 2023, en la que únicamente pedía transparencia y que los
contenidos creados por medio de inteligencia artificial fuesen etiquetados como tales, hasta una ya más dura, en julio del mismo año, en la que, tras una invasión cada vez más fuerte, ya pasaban a definirse como «un sitio para la escritura humana, y punto«, y en lugar de «dar la bienvenida» al uso de tecnologías de inteligencia artificial para asistir en el proceso de escritura, simplemente «las permitían».
En el caso de Spotify, el problema va más allá. Que la inteligencia artificial permita crear todo tipo de canciones de manera instantánea, en cualquier estilo y con herramientas al alcance de cualquiera es una cosa, pero que la plataforma se vea inundada con muchísimas de esas canciones que, además, son «escuchadas» de manera automatizada por cientos de miles de cuentas robóticas para simular reproducciones de esas canciones y generar flujos de dinero hacia sus creadores es algo completamente distinto, y se llama directamente fraude o estafa. Es un negocio de «muchos poquitos», detrae fondos que deberían ser asignados a creadores reales por escuchas reales.