Llegado a cierto punto de sus carreras, todos los cineastas necesitan hacer ese proyecto que les reconecte con el placer de hacer lo que hacen. Ese arte de contar historias que se puede distorsionar cuando estás constantemente peleando por sacarlo adelante en un panorama cada vez más desértico o cuando tratas de hacerlo para complacer justo a quien no debes. Básicamente, necesitan el recordatorio de por qué están en esto en primer lugar.