La Neo Geo jugaba en una liga superior al resto de consolas. De hecho, bastaba con ver los bombazos de SNK en movimiento para darse cuenta de la brutal brecha que había entre aquella bestia parda y el resto de máquinas con las que compartía generación: juegos como Fatal Fury lucían en SNES o Mega Drive como humildes conversiones domésticas, pero los cartuchos de la "Rolls Royce" de las videoconsolas ofrecían el mismo juego y sensaciones que te dejaban boquiabierto en los salones recreativos.