Resulta curioso comprobar no sólo cuantos cineastas de importancia han tenido una formación católica estricta, sino también como varios de ellos han considerado seriamente el sacerdocio como vocación hasta que el cine como oficio se planteó como una opción. Quizás las diferentes historias que componen la biblia tengan suficiente relato y misticismo para picar la curiosidad por volverse contador de historias.