En diciembre de 1979, que había lanzado el Happy Meal tan solo cuatro meses antes, vio una oportunidad de oro en los juguetes y promociones que podían endilgar a los niños junto al menú básico que continúa (más o menos) hasta nuestros días: hamburguesa pequeña, refresco pequeño, un paquetito de galletas y patatas pequeñas. Las opciones de colaboración y merchandising eran infinitas en una época en la que el cine era el entretenimiento de masas número uno y el dinero nunca dejaba de fluir.